XXX Chonos
Escucha la música incidental aquí:
Par diez, por fin por la santa madre, ¿es posible que sea verdad?
El rostro de Fernao Magalhais se iluminó borrándose por un momento las marcas de las innumerables penurias que había sufrido desde que se le ocurrió la loca idea de encontrar un paso al otro mar, durante las largas reuniones que había tenido con su amigo geógrafo y astrónomo Ruy de Faleiro.
Había soportado que su propio rey Manuel de Portugal le negara la posibilidad de hacer su viaje, tildándolo de loco, siendo obligado honrar a un rey extranjero como el emperador Carlos V, teniendo incluso que castellanizarse el nombre.
Todo el viaje había sido bajo el acecho de los motines, las enfermedades y el hambre. Había tenido que mantenerse a sí mismo como prisionero a bordo del barco desde que zarpó de Sevilla con temor de que al desembarcar lo dejaran abandonado a su suerte en esos salvajes confines.
Pero cuando después de tres días regresó Duarte Barbosa, al mando de los pequeños navíos de exploración, con la esperanzadora noticia que no habían encontrado ninguna barrera que impidiera seguir adentrándose en ese ancho brazo de mar, todo pareció valer la pena.
Y dio instrucciones de levar anclas.
Cautelosamente comenzó la flotilla a adentrarse en el amplio canal, controlando constantemente la profundidad, mientras se cartografiaba minuciosamente sus costas.
Al caer la noche apareció un sobrecogedor espectáculo:
En todo el borde costero ardían miles de hogueras.
Entonces Fernao Magalhais exclamó
- ¡Esta es una tierra de fuegos!
Y el escriba rápidamente plasmó en la carta de navegación que estaba dibujando, el nombre de “Tierra del Fuego”.
Celipatencis sintió como nunca esa sensación de estremecimiento en el mundo espiritual, salió de la tienda y vio como en el estrecho se acercaban tres gigantescas piraguas que llevaban adosadas unas enormes alas de albatros, las que parecían inflarse con el viento haciendo desplazarse a esas imponentes moles. Y sobre ellas divisó hombres de oscuros semblantes cuyas vacías miradas parecían carecer de alma.
Y llorando dijo.
-Llegamos tarde.
-Ya están aquí.
-Ya están aquí.
El 20 de noviembre de 1520 fue descubierto el Estrecho de Magallanes.
En aquella época el descubrimiento de América había despertado en Europa despiadadas ansias de apoderarse de las riquezas del nuevo mundo. Era la oportunidad de muchos para obtener tierras, oro y vasallos con poco esfuerzo, abriéndose paso con la espada y la fuerza.
Además, milenios de guerras les hacían dueños de una gran astucia militar que les permitía dominar con pocos soldados a estos pacíficos pueblos.
Pero ello había iniciado una nefasta rivalidad entre Portugal y España.
Para evitar el riesgo de iniciar una guerra los monarcas decidieron, a través de la mediación del Papa, simplemente partir el planeta Tierra en dos.
De las islas Azores al sur serian para Portugal, y de ellas al norte, de España, pudiendo conquistar y someter a los indios, explotar la tierra y robar el oro que encontraran en las respectivas particiones.
Y en 1532 llegaron los primeros Españoles a Chile, pero chocaron con la férrea resistencia de los Mapuche, la que impidió durante mucho tiempo la invasión hacia el sur.
Pero por vía marítima lograron salvar esa barrera llegando los europeos a la zona de Chiloé.
Los primeros pueblos canoeros afectados por esa influencia fueron los habitantes del Archipiélago de los Chonos, por lo que su temprana extinción prácticamente no permitió conocer de su cultura.
Mientras los loberos y los ganaderos se comenzaron a tomar la tierra y el mar, tratando a los habitantes originales como si fueran una especie inferior.
A veces raptaban a una joven para luego abandonarla en una isla desierta a morir de hambre.
Otros contrataban cazadores profesionales y pagaban por cada Selk´nam muerto.
Se conoce la historia que una vez un ganadero quiso pedir perdón a los antiguos habitantes de la Patagonia por haber usurpado sus tierras y los invitó a un banquete. La carne estaba envenenada y murieron por cientos, hombres, mujeres y niños.
Y pasaron las centurias y la memoria se fue borrando.
Los Mapuche olvidaron su origen Reche, se extinguieron como cultura los pueblos australes y el mundo espiritual y natural inició su larga agonía.
Pero el pacto había sido realizado, y debieron pasar quinientos años para que un descendiente fuera llamado a cumplir la misión.
Todo se inició en un extraño sueño,
El sueño de Juan Sebastián…
Fin
(Continuará)
EPÍLOGO
BONUS TRACK
MAPA Y LETRAS
NOTA DEL AUTOR
¿El pueblo más austral del mundo se llamaba Yámana o Yagán?
Lamentablemente no está muy claro, pues la primera palabra ha sido rechazada por las dos últimas representantes de ese pueblo indicando que quiere decir "hombre", o "del sexo masculino", y la segunda fue inventada por el misionero colonizador de Ushuaia, Thomas Bridges:
"Di a estos nativos el nombre Yahgan porque era apropiado. El estrecho Murray, cerca del cual se estableció nuestra misión y llamado por los nativos Yahga, puede ser considerado el centro de su territorio y el idioma al modo en que allí se habla es el que yo aprendí y esta es su forma más pura, siendo la que está al medio entre sus variedades habladas al sur, al este y al oeste. Por las razones anteriores, Yahgan pareció un nombre adecuado y ahora es conocido así en todas partes."
"I gave these natives the name Yahgan because it was convenient. The Murray Narrows, near which our Mission was established, called by the natives Yahga, may be considered the centre of their land and the language as spoken there was that which I learned, and its purest form, being the mean between its varieties spoken Southward, Eastward and Westward. For these reasons Yahgan seemed a suitable name, and is now known everywhere".