Recomendable primero leer las obras anteriores en este orden: Sur Profundo, Australis y Patagonia.
XXXI INVOLUCIÓN
El tiempo fue borrando las huellas, la gran sinfonía se fue apagando, los ojos alguna vez tan abiertos se fueron cerrando. Todo se fue tornando opaco y sin vida, y la humanidad se fue encerrando en sus cubos grises.
Las mentes intentaban mantenerse ocupadas para no caer en el vacío del espíritu, pero la disyunción entre la humanidad y la matriz de universal llevaba a las personas a tener extrañas aficiones, como seres en cortocircuito tratando de entenderse desde el error sistemático.
Todo plagado de absurdas costumbres y dogmas, que llevaban a no entender la diversidad de lo natural y las culturas que se habían adaptado a esa diversidad durante milenios.
Se desvalorizó entre otras cosas el delicado entramado creado durante millones de años hasta llegar a la era cenozoica, máxima expresión de complejidad del universo, en cuyo seno el ser humano fue creado.
Poco y nada queda ya de esa dorada era, salvo en algunos lejanos confines. La mayor parte del planeta ahora está cubierto de cemento o cultivos. Lo que antes era una prístina cápsula de vida azul, al cabo de muy pocos años, producto de la destrucción sistemática de los bosques verdaderos y la quema del veneno negro; se ha tornado opaca y yerma.